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Ante Todo



“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres.”

-1 Timoteo 2:1


En el segundo capítulo de Primera de Timoteo, el apóstol Pablo instruye a Timoteo y al cuerpo de Cristo en aspectos prácticos.


El apóstol inicia con la frase “ante todo.” En otras palabras él está diciendo, “Comencemos con...” ó, “Primero les quiero enfatizar...” Esta es la única vez que la frase “ante todo” (first of all en inglés ESV) aparece en la Biblia. Pablo utiliza esta frase para que reconozcamos la importancia de lo que está a punto de decir.


Él continúa diciendo, “que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres.” Quisiera enfatizarles, ante todo, que la vida de oración del creyente siempre debería incluir orar por otros, por todos. No hemos de orar solo por algunas personas, no solo por la gente que le cae bien o por quienes Usted cree que necesitan la ayuda de Dios en particular. Pablo dice que debemos orar por todos. Luego él procede a explicar por qué necesitamos orar por todos. Como explica en los versículos cuatro y cinco, Jesucristo quiere que todos los hombres sean salvos. ¡Él murió por todos! Dicho de manera simple, oremos por todos porque Él murió por todos. Jesús se convirtió en el mediador para todo el mundo. Aunque es verdad que no todos lo aceptan, no todos escogen Su sacrificio, no todos hacen de Él su Señor y maestro, a pesar de ello debemos orar por todos porque Cristo murió por todos.

En este pasaje de La Escritura, el apóstol Pablo trae a nuestra atención a un grupo específico de personas en las cuales debemos enfocar nuestras oraciones. Este grupo afecta nuestras vidas aunque no los conozcamos personalmente. En el versículo dos, Pablo menciona específicamente, “por los reyes y por todos los que están en eminencia.” ¿Cómo sería el mundo si todos nosotros realmente, ante todo, hiciéramos oraciones por todos los hombres y en especial por aquellos en autoridad (eminencia)?¿Cómo sería el mundo si el cuerpo de Cristo verdaderamente intercediera día tras día por nuestros líderes?

Es fácil orar por alguien que lucha por la justicia y por valores Bíblicos en nuestras leyes, pero es igual de importante que oremos por los líderes que no tienen a Dios, que no conocen la verdad de Jesucristo. Estos líderes no tienen al Espíritu Santo guiándolos.


La Biblia dice en Romanos 13:1 que toda autoridad es dada por Dios. Pueda ser que quien esté en autoridad en la actualidad no sea la voluntad perfecta de Dios, como en el caso del rey Saúl. Dios quería guiar a Israel, pero ellos quisieron un rey, por lo cual Dios les dio a Saúl. Dios permitió que ellos tuvieran al líder que quisieron, pero al final, siempre es Él quien da el poder. Por tanto, debemos orar por TODOS los que están en autoridad, aún por aquellos con los cuales no estamos de acuerdo.

Cuando Pablo estaba escribiendo esto, ¿quiénes eran los que estaban en el poder? El líder de Roma era el infame Nerón, quien fue uno de los dictadores más violentos, no solo de la historia Romana, sino también de toda la historia de la humanidad. Él fue el responsable de la muerte de un sinnúmero de Cristianos. Sólo podemos imaginar cuán difícil era para la Iglesia Primitiva orar por una persona como Nerón. Cuando los Cristianos caminaban por las calles de Roma, podían escuchar a los gladiadores enfrentándose en la arena (estadio) o el rugir de los leones en espera de devorar a miembros de su propia iglesia. Ellos miraban a creyentes siendo quemados como antorchas alumbrando la ciudad en muertes brutales. En Israel habían líderes como Pilato y Herodes. Siempre ha habido y siempre habrá gente malvada que se oponga al evangelio, pero Pablo dice claramente que debemos orara aún por los que hacen estas cosas abominables. Él le estaba pidiendo a la Iglesia Primitiva que hiciera algo radical.


De hecho, el historiador romano Josefo escribió acerca de una guerra que fue iniciada entre judíos y romanos debido a esto. Los romanos querían que los judíos oraran por sus líderes, y ellos se rehusaron; sangre fue derramada por esto. Pablo nos dice en Primera de Timoteo que como Cristianos, nosotros deberíamos orar por nuestros líderes sin importar lo que ellos creen o lo que ellos opinan. Y la Iglesia Primitiva verdaderamente oraba. Policarpo, uno de los obispos de la iglesia en Esmirna, discípulo de Juan y quien también murió en el coliseo dijo, “Orad por todos los santos; orad también por todos los reyes y poderosos y gobernantes, y por vuestros perseguidores, por aquellos que os aborrecen y por vuestros enemigos crueles.” Él hacía eco a las palabras de Jesús, “Amad a vuestros enemigos, orad por los que os ultrajan.”


Nosotros en este hemisferio no estamos enfrentando nada que se asemeje a lo que la Iglesia Primitiva enfrentó. Pero Pablo fielmente le recuerda a la iglesia de esa época y también a la iglesia de hoy que debemos orar por los que están en autoridad sin importar sus puntos vista, sus opiniones o partido político.


Además de decirle a la Iglesia Primitiva por quienes orar (todos los hombres, los reyes y los que están en eminencia), Pablo les dice también la razón por la cual deben hacerlo. Él da dos razones por las cuales debemos orar por todas estas personas.

Primero, él dice en el versículo dos, “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” ¡¿Cómo puede ser esto cierto?! La Iglesia Primitiva sufría tanto, y muchos morían en manos de Nerón. ¿Qué quiere decir Pablo al hablar de vivir quieta y reposadamente? La Iglesia Primitiva ciertamente no experimentó tranquilidad para nada. Él dice que esta es la meta para nosotros como Cristianos; nuestro deseo es estar en paz y vivir vidas piadosas en quietud. Debemos orar y orar y orar hasta que veamos este tipo de cambio aunque no suceda en nuestro tiempo de vida. No siempre vemos avivamientos de inmediato, pero llegan a través de mucha oración. De igual manera, no veremos paz y quietud de inmediato, pero esto vendrá eventualmente a través de la oración.

La segunda razón por la cual debemos orar por nuestros líderes que Pablo da es para ”que vengan al conocimiento de la verdad,” que ellos reconozcan que Cristo es el mediador entre Dios y los hombres, que reconozcan que Jesucristo hombre llevó sobre sí mismo la penalidad de nuestros pecados y los pagó en nuestro lugar. Pablo puede decir esto mejor que cualquier otra persona, porque él había sido una persona en autoridad persiguiendo al cuerpo de Cristo. Él antes era Saulo de Tarso, privado de la verdad, perseguidor de la Iglesia, pero luego sería transformado radicalmente por la verdad.


Y Pablo no fue el único en experimentar este cambio radical, Nabucodonosor era aún peor que cualquier líder que podamos imaginar pero a través del poder de Dios, él se humilló y se encontró con Dios. Ciro el Grande fue otro rey pagano cuyo corazón cedió al Espíritu de Dios y trajo paz y restauración al pueblo de Dios.


¡¿Qué pasaría en el mundo si hombres y mujeres en autoridad alrededor del planeta se volvieran a Cristo a través de las oraciones de los santos?!¿Qué sucedería si, ante todo, intercediéramos por nuestros gobernantes, nuestro Presidente, nuestros representantes como nunca antes? Si hiciéramos esto fielmente, ¡los cambios que veríamos seguramente serían grandiosos! Habría un cambio que transformaría a todo el mundo.


Hoy, en estos tiempos tempestuosos, les ruego que ante todo, oremos por nuestros líderes. Que el cuerpo de Cristo se ponga en la brecha por los reyes y por los que nos gobiernan.


—Josiah Alway

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